El paisaje puede existir como una reflexión sobre las paredes internas de la mente o como una proyección de un estado interior sobre el exterior. Los espacios abiertos y llanos se prestan a un monitoreo mas claro del mundo interior subjetivo. Los espacios urbanos contemporáneos hablan incesantemente... removiendo las sugerencias del exterior, las voces de los estados internos se vuelven mas intensas y claras.
Las obras de Viola comienzan un camino de indagación sobre la relación del ser humano con lo que lo rodea. La naturaleza aparece, ora como un reflejo del alma, ora como una presencia amenazante. Si bien las imágenes del mundo pueden exteriorizar estados mentales del individuo en armonía con su entorno, Viola no olvida la contingencia de lo real sobre la existencia cotidiana, su carácter ingobernable y perturbador en la constitución del necesario dialogo con uno mismo.
Lo real interpela al individuo con su presencia omnímoda; sin embargo, es éste quien, encerrado en la construcción de una imagen personal extrema o distraído por la pregnancia de las apariencias, no está preparado para entablar un diálogo armónico con su entorno y con quienes lo circundan.
Estos dos últimos párrafos representan de una manera muy acertda mi objetivo en la realización de la video instalación. Por ello siento una identificación con su obra.
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